Lisa Marie Presley guardó el cadáver de su hijo en casa durante 2 meses

Lisa Marie Presley enfrentó la trágica muerte de su hijo, Benjamin Keough, de manera extraordinaria. Tras su suicidio en junio de 2020, cuando Benjamin tenía solo 27 años, Lisa Marie tomó la inusual decisión de conservar su cuerpo en casa durante dos meses. Este revelador detalle proviene de sus memorias, From Here to the Great Unknown, que quedaron inconclusas tras su fallecimiento el 12 de enero de 2023 a los 54 años, pero que fueron completadas por su hija, Riley Keough.

En sus memorias, Lisa Marie describe cómo mantuvo el cuerpo de su hijo en una habitación refrigerada a 12°C, lo que le permitió despedirse de él en sus propios términos. A pesar de que muchos encontrarían esta decisión perturbadora, Lisa se acostumbró a tener a su hijo en casa, cuidándolo y pasándole tiempo, lo que le permitió aceptar la dolorosa realidad de su pérdida. “Me acostumbré a él, a cuidarlo y a tenerlo allí. Creo que a cualquier otra persona le daría un susto de muerte tener a su hijo allí de esa manera. Pero a mí no”, escribió, reflejando la profundidad de su dolor y la necesidad de estar cerca de su hijo en ese difícil momento.

Este periodo también estuvo marcado por momentos bizarros y emotivos. Tanto Lisa Marie como Riley se hicieron tatuajes en honor a Benjamin, quien ya había honrado a su madre y hermana con tatuajes de sus nombres. En un instante surrealista, Lisa Marie decidió llevar al tatuador a su casa y, en un acto de conexión, le mostró el tatuaje de su hijo en su mano mientras se encontraba en el ataúd. Riley recuerda la incomodidad de la situación, describiendo cómo su madre interactuó con el tatuador en ese contexto tan delicado.

Finalmente, tras esos dos meses intensos de reflexión y despedida, la familia sintió que era hora de enterrar a Benjamin. Lisa Marie, en sus memorias, comparte cómo todos sintieron que era un momento necesario: “Chicos, parecía decir, esto se está poniendo raro”. Benjamin fue finalmente enterrado en Graceland, junto a su abuelo Elvis, un desenlace que dejó a Riley con un profundo sentido de pérdida, describiendo el funeral en Malibú como “el día más brutal de mi vida”.