Marisa Paredes, una de las grandes figuras del cine y teatro español, ha fallecido a los 78 años, dejando una huella imborrable en la cultura española e internacional. La noticia de su muerte, ocurrida la madrugada del lunes debido a un paro cardiaco, ha conmocionado al mundo del cine, donde era admirada y respetada. La actriz, que había estado recientemente en el teatro viendo a su hija María, falleció de forma repentina, provocando un profundo dolor entre sus compañeros de profesión y amigos cercanos, como Pedro Almodóvar, con quien trabajó en algunas de sus películas más emblemáticas.
Nacida en Madrid el 3 de abril de 1946, Marisa Paredes comenzó su carrera en el teatro desde muy joven, impulsada por su amor por la interpretación y su deseo de escapar de las dificultades económicas de su familia. Su vida profesional comenzó en el Teatro de la Comedia a los 16 años, y rápidamente se ganó un lugar en el corazón del público con su talento y presencia en el escenario. Su debut en el cine llegó a principios de los años 60, pero fue con la colaboración de Pedro Almodóvar en 1983, en Entre tinieblas, cuando alcanzó la fama y se convirtió en una de las figuras más destacadas del cine español. Su carrera con Almodóvar fue extensa, participando en películas icónicas como Tacones lejanos, La flor de mi secreto, Todo sobre mi madre y La piel que habito, entre otras. Pero su talento también la llevó a trabajar en el cine internacional, participando en filmes con directores como Arturo Ripstein, Guillermo del Toro y Roberto Benigni.

A lo largo de su carrera, Paredes recibió numerosos premios, entre ellos el Goya de Honor en 2018, el Premio Nacional de Cinematografía en 1996 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. También presidió la Academia de Cine de España entre 2000 y 2003, periodo en el que demostró su fuerte compromiso político y social. Paredes fue una defensora activa de los derechos de las mujeres y una firme crítica de las injusticias sociales, especialmente durante momentos históricos como la Guerra de Irak, cuando organizó una protesta en los Goya de 2003 contra la intervención militar.
Además de su labor en el cine y teatro, Marisa Paredes compartió su amor por la interpretación con su familia. Su hija, la actriz María Isasi, era una de las personas más cercanas a ella, y la llegada de su nieta, Thelma, marcó un punto de inflexión en su vida, encontrando en su papel de abuela una fuente renovada de felicidad. Paredes siempre hablaba con orgullo de su nieta, quien, según ella, heredaba el talento artístico de su madre y su abuelo.

La actriz, que también vivió momentos difíciles con su salud mental, especialmente después de su éxito con Tacones lejanos, habló abiertamente sobre su lucha con la depresión y la bipolaridad, lo que la hizo aún más cercana a sus seguidores. A pesar de estos desafíos, Paredes siempre se mantuvo activa, participando en eventos y premiaciones hasta sus últimos días, dejando un legado de valentía, elegancia y compromiso.
Marisa Paredes será recordada como una de las grandes figuras de la cultura española, cuya presencia en el cine y el teatro sigue siendo una inspiración para generaciones de artistas. Su muerte deja un vacío irremplazable, pero su legado perdurará en cada papel que interpretó y en cada lucha que emprendió. |