Roberto Gilabert Cuenca (Vinaròs, 1984) es un joven de Castellón que se ha convertido en una gran estrella de cine en China y en el protegido de Jackie Chan. Una lesión fue el detonante que le empujó a ir a China a estudiar artes marciales. Cuando tenía 21 años, un golpe en la columna vertebral durante un combate le dejó en una silla de ruedas y sin poder caminar. Tras cinco años sometido a un duro entrenamiento decidió que quería marcharse a China a estudiar artes marciales a pesar de que al principio ni su familia ni sus amigos se lo tomaban en serio.

Cuando llegó al gran país oriental para estudiar Ciencias del Deporte en Pekin y coreografía en artes marciales no tenía idea de chino y su nivel de inglés era bastante bajo. Ese fue el motivo por el que empezó su carrera como doble en el rodaje de escenas de acción ya que ese tipo de papeles apenas necesitan decir líneas ni tienen una parte de diálogo extenso. Eso fue lo que le permitió introducirse en la industria, la habilidad que ya tenía adquirida en los años de entrenamiento de artes marciales. Lo de aprender inglés y chino vino luego poco a poco con los años y con mucho esfuerzo. Roberto tiene un nombre chino: a todos los occidentales que van a China les buscan un nombre chino, bien sea amigos, tutores, etc.. El suyo es Luo Wei, la transcripción fonética china de Rober.

Roberto comenta que en el mundo de los rodajes de acción sabes de antemano que te vas a hacer daño y que lo único en que piensas es en como puedes sacar el máximo provecho de las escenas antes de hacerte daño.

Rober ha alcanzado cierta fama en China aunque esta no es igual entre los distintos grupos de edad. Curiosamente el grupo de gente que más le conoce allí es el grupo de personas de la tercera edad porque hizo una produccion más bien orientada hacia ellos en la que trataba la historia de China en la segunda guerra mundial desde la perspectiva de un extranjero, 'La Historia siempre recordará', una serie que narra la vida del primer extranjero al que se le concedió la nacionalidad china, el doctor George Hatem. Podía ir por la calle o al restaurante sin problemas de que alguien le reconociera, sin embargo comenta jocosamente que le resultaba imposible ir al mercado porque las abuelitas le reconocian enseguida.

A raiz de la pandemia ha vuelto a España a intentar hacerse un hueco en el cine europeo. Lo único que echa de menos de los rodajes de allí es la comida: asegura que se come mejor en el catering de las producciones chinas que de las europeas aunque, claro, depende un poco del nivel de la produccion. |