Russell Crowe interpreta a un actor en El exorcismo de Georgetown, dirigida por Joshua John Miller, en la que debe interpretar el papel de un cura en una película que rinde homenaje a "El exorcista" (1973). Aunque Crowe ya había interpretado a un sacerdote en una película anterior, se le ve más cómodo en este nuevo rol. Un aspecto importante es que el director de Exorcismo es el hijo de Jason Miller, quien interpretó al padre Karras en la película original de William Friedkin. Esto le da a Exorcismo un aura especial y lo convierte en un doble homenaje, tanto a la película que están filmando los personajes como a la película en sí.

Lo más interesante de la película es cuando se centra en el subgénero del cine dentro del cine y en el juego de roles, donde los personajes en el set de filmación son un reflejo de los actores reales. Crowe interpreta tanto a un padre viudo en recuperación como al personaje que debe interpretar en la película dentro de la película.

El problema con El exorcismo de Georgetown es que le falta desarrollo y no queda completamente clara la cuestión de la posesión y el demonio.
Además, en su tramo final, la película recurre a clichés y giros predecibles propios de las películas de posesiones más comunes, dejando algunas incógnitas sin resolver.El personaje de la hija no aporta el tono dramático esperado y su subtrama resulta débil. Aunque Crowe tiene momentos destacados en los ensayos de su personaje, en ocasiones parece cansado y con piloto automático, como si no estuviera convencido de lo que está haciendo.
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