Tras el éxito de su serie sobre Jeffrey Dahmer, Ryan Murphy vuelve con otra serie de Netflix inspirada en una historia real, The Watcher. Basada en la historia real de la familia Broaddus, que compró una casa muy cara en Westfield, Nueva Jersey, y recibió una serie de cartas amenazantes de alguien que se hacía llamar "The Watcher".
A lo largo de siete episodios seguimos a Dean y Nora Brannock (Bobby Cannavale y Naomi Watts), que acaban de gastar todos sus ahorros para comprarse la casa de sus sueños en el idílico barrio de Westfield. Sin embargo pronto descubren que los vecinos no son nada cordiales: es el caso de una excéntrica anciana llamada Pearl y su hermano Jasper, que se cuela en la casa de los Brannock y se esconde en el montaplatos; Karen, Mitch y Mo. Pero lo peor está por llegar: a su buzón empiezan a llegar cartas inquietantes de alguien que se hace llamar "El vigilante".
El matrimonio de la vida real en el que se basa la serie son Derek y Maria Broaddus, quienes tras comprar su casa en Nueva Jersey en junio de 2014 y recibieron un sobre blanco con grandes letras mayúsculas que estaba dirigido para el nuevo propietario de la casa construida en 1905. La nota, según explicó la revista New York Magazine en 2018, mencionaba: "Queridísimo nuevo vecino en 657 Boulevard, permíteme darte la bienvenida al vecindario". El anónimo remitente afirmó que ese hogar había pertenecido a su familia durante décadas y había sido elegido para observar el lugar, además de cuestionar si conocían lo que escondían los muros, que posteriormente serían revisados infructuosamente por la policía.
El vigilante comenzó a cuestionar las renovaciones que los Broaddus realizaron en la vivienda y amenazó con secuestrar a los tres hijos del matrimonio: "Una vez que sepa sus nombres, los llamaré y los dibujaré también yo. Que comience la fiesta", firmando con el seudónimo The Watcher. Al día siguiente, Derek y María descubrieron que los anteriores inquilinos, que vivieron allí durante 23 años, también habían recibido una carta de alguien que se hacía llamar The Watcher, en la que también se infería que los estaba vigilando. Sin embargo, los anteriores propietarios y la policía no se habían tomado en serio la misiva.
Unas semanas más tarde, The Watcher les envió una nueva misiva preguntándoles si habían encontrado lo que hay en las paredes. La preocupación de la familia aumento debido a la información detallada que contenía la carta, con los nombres e incluso el orden de nacimiento de los hijos. El anónimo acechante se refirió a los niños como "sangre joven", preguntándose si dejarían que jueguen en el sótano o si tienen miedo de ir allí. Tras este aviso, Derek y Maria dejaron de llevar a sus hijos a la casa y semanas después recibieron otra carta: "¿A dónde has ido? 657 Boulevard te está extrañando".
Apenas medio año después de haber comprado la casa por $1,4 millones de dólares, la pareja decidió ponerla a la venta, pero debido a las cartas no pudieron encontrar comprador. En 2016, intentaron venderla de nuevo, esta vez rebajando el precio a $1,25 millones, pero nadie pujó por loello precisaban la aprobación de la Junta de Planificación de Westfield. Sin embargo los vecinos se opusieron alegando que demoler el hogar reduciría el valor de sus casas y empobrecería al vecindario.
La familia consiguió alquilar la casa, pero poco después, el 13 de febrero, llegó una nueva carta The Watcher a la nueva pareja de inquilinos. Los Broaddus decidieron entonces demandar a los dueños anteriores por no haberles advertido de las cartas. "Tal vez incluso hablaste conmigo, uno de los llamados vecinos que no tiene idea quién podría ser The Watcher. O tal vez sí lo sabes y estás demasiado asustado para decírselo a alguien", se podía leer en la carta.
El lenguaje empleado en las cartas era cada vez más agresivo, culpando a la familia de atraer a los medios a "su vecindario", y amenazando de muerte a Derek y Maria. Pese a ello, los nuevos inquilinos siguieron habitando la casa, pero instalaron cámaras de seguridad.
"Eres despreciado por la casa. Y El Vigilante ganó", decía la última carta que envió The Watcher. Aunque se sospechó que la identidad de The Watcher era la del vecino Michael Langford, no se reunieron suficientes pruebas contra él. La policía descubrió ADN femenino en los sobres e investigaron a la hermana de Michael.
A pesar de que hubo otros sospechosos, algunas personas del vecindario sostuvieron que los Broaddus estaban detrás de las cartas, ya que no podrían pagar la casa y así conseguirían rebajar su precio, o que bien pretendían ganar dinero vendiendo la historia.
Pese a las pesquisas policiales, The Watcher no fue nunca encontrado y su identidad sigue siendo desconocida. | 
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