Llaman a la puerta • Crítica

¿De qué trata?

Las incursiones de M. Night Shyamalan en la adaptación de obras ajenas, que hasta ahora habían dado magros resultados en trabajos como "Tiempo", han mejorado con su última incursión cinematográfica "Llaman a la puerta", un thriller espeluznante basado en la novela de Paul Tremblay. Contada con economía narrativa e inteligentemente calibrada para maximizar su claustrofóbico escenario, es una de las películas más efectivas que el director ha realizado desde el bajón de mitad de su carrera, lo que la convierte en una puerta que merece la pena abrir.

Aunque la naturaleza cerrada de la acción tiene algo en común con "Señales", la primera película de Shyamalan sobre invasiones alienígenas, la premisa del libro de Tremblay (titulado "La cabaña del fin del mundo") se parece más a "El despertar de Sharon", la inquietante reflexión de Michael Tolkin sobre la perspectiva del apocalipsis.

Entrando de lleno en la trama, la película comienza con Wen (Kristen Cui), de siete años, y sus dos padres, Eric y Andrew (Jonathan Groff y Ben Aldridge), de vacaciones en una cabaña remota, cuando llegan cuatro extraños que les advierten de que se enfrentan a "decisiones difíciles, decisiones terribles".

El claro líder del grupo, el corpulento Leonard (Dave Bautista de "Guardianes de la Galaxia"), explica que los tres deben elegir a un miembro de la familia para que muera, y matarlo ellos mismos. Si no llevan a cabo este sacrificio, todos los demás morirán.

Reconociendo que el escenario tal y como se presenta suena a locura, Leonard y compañía intentan convencer a sus rehenes aportando pruebas en forma de tragedias (plagas, como ellos las llaman) que parecen desencadenarse cada vez que Eric y Andrew se niegan a actuar. Pero, por supuesto, cualquier persona de mente racional tendría grandes dudas, y Andrew, en particular, ve a los cuatro -que hacen todo lo posible por humanizarse- como adeptos de un culto catastrofista desquiciado.

Compartiendo guión con Steve Desmond y Michael Sherman, Shyamalan abre la historia (tomándose algunas libertades clave) con un astuto uso de flashbacks de la vida en común de Eric y Andrew, desde conocer a sus padres hasta adoptar a Wen y enfrentarse a la homofobia.

Este último aspecto aporta un nivel adicional de desconfianza a lo que está sucediendo, ya que Andrew lo ha visto de cerca y sospecha que pueda existir algún tipo de animadversión oculta en el fondo de esta extraña situación.

La paranoia, la negación y los retorcidos intentos de persuasión son las principales herramientas de esta película. El pánico creciente de Groff y Aldridge es palpable, alimentando la tensión asfixiante, que aumenta casi sin descanso en el transcurso de 100 agonizantes minutos. Sin embargo, Bautista es el más destacado, con más líneas que todos sus papeles anteriores juntos.

Personajes

Dirección

M. Night Shyamalan Shyamalan disfrutó de un éxito inicial tan llamativo con "El sexto sentido" e "Irrompible" que quizás era inevitable un pequeño bajón, pero incluso teniendo eso en cuenta, su desplome creativo ha sido especialmente marcado hasta "Llaman a la puerta" y, en menor medida, "Múltiple" y "Glass", las trabajos del director en los últimos tiempos que han dado resultados notablemente mejores.

Usando dos premisas argumentales alejadas la una de la otra, una, el género asociado al terror de la "home invasion", una mera excusa del director para jugar con el terror, y otra, el habitual viaje emocional y espiritual del cine del realizador, donde la fe -entendida como una confrontación con la realidad y uno mismo- adquiere la categoría de tema, Shyamalan consigue crear un absorbente thriller.

¿Merece la pena verla?

Un thriller angustioso que te acompañará durante días, la mejor película de Shyamalan en años, y una carta de presentación para Bautista en su mejor interpretación hasta la fecha.

Lo mejor

Lo más significativo es que, con sus 100 minutos de duración "Llama a la puerta" no se alarga más de lo necesario, cuando incluso cinco o diez minutos de más podrían entorpecer este tipo de ejercicio. Las contenidas interpretaciones alimentan la tensión sostenida, al igual que la contundente partitura de Herdís Stefánsdóttir.

Dave Bautista nos brinda el mejor papel de su carrera.

Lo peor

Los que esperen encontrase con un "giro final" marca Shyamalan, pese a haberlo, pueden sentirse un tanto decepcionados, puesto que la película tiene algunos problemas en ese aspecto.

Nota