La vida no es siempre color de rosas, hay baches en los que te tropiezas y llega el punto en que es muy difícil salir sin ayuda profesional. Esto es lo que le pasó al personaje de Ben Affleck donde interpreta a un albañil alcohólico tras la ruptura con su mujer y que posteriormente, gracias a un cura ingresa como entrenador a un equipo de baloncesto ya que este fue uno de los mejores que tuvo ese mismo equipo muchos años antes.

Una de las cosas que me gusta de esta película es que no dulcifica nada, todo se realiza mediante un viaje autentico a lo largo de la autodestrucción personal del protagonista.

Me encanta que el baloncesto no es la meta sino el medio por el que viaja nuestro protagonista en su recorrido autodestructivo.

Los jugadores del equipo están estupendos pero con quien me quedo sin lugar a dudas es con Ben Affleck ya que nos deleita y nos otorga su interpretación más real y personal de toda su carrera profesional.

Un camino de sufrimiento y de superación que merece mucho la pena ser vista.