Al tratarse de un musical producido por Disney se ha potenciado el lado optimista del musical teatral de Stephen Sondheim y James Lapine en la que está basado, dejando de lado los detalles más escabrosos que, aunque llegan a intuirse, no pasan de lo puramente anecdótico. El argumento es un híbrido de varios cuentos tradicionales y funciona relativamente bien gracias a su humor negro y su ritmo endiablado. Todos los personajes, perfectamente integrados en la historia, tienen su moemnto de lucimiento personal. Lo menos afortunado es el brusco cambio de tono que se produce bastante avanzada la película, pasando de lo superficial a lo oscuro, haciendo que casi parezcan dos películas dentro de una. La primera es entretenida pero la segunda hace que mires en más de una ocasión el reloj deseando que se acabe. |