Una de las favoritas en las apuestas de los Oscars de este año. Iñárritu consigue una obra estimulante tanto en el apartado técnico como narrativo con un Michael Keaton que refleja de forma magistral esa bajada a los infiernos del personaje protagonista. El impresionante despliegue visual de los primeros minutos de metraje - excelente por cierto, la partitura de Antonio Sánchez - con continuos cambios de escenario se ve reforzado por un excelente guión que no solo se centra en la redención de su protagonista sino que toca muchos otros temas como los efectos que éste tiene sobre su familia. En el plano interpretativo, las mejores escenas son las que comparten Keaston y el gran Edward Norton. Gran película. |