Comedia costumbrista no demasiado inspirada que explota de manera más o menos graciosa los tópicos en torno a la clase obrera y la explotación de las multinacionales. Los habitantes de un pequeño pueblo han de ingeniárselas para conseguir, a base de pequeñas mentiras, que se instale una petroquímica en el pueblo que les devuelva el trabajo y la dignidad. Sólo el carisma y la gracia de la pareja protagonista, Brendan Gleeson y Taylor Kitsch, impiden que la película no se hunde a las primeras de cambio. Pasable sin más. |