Un viejo neoyorkino que vive anclado en el pasado ve frenar su caída libre cuando tiene que enfrentarse al reto de cuidar al niño de su vecina. Estimable tragicomedia que no consigue disimular completamente sus defectos. A pesar de que el filme cuenta con un desarrollo bastante previsible, merecen ser destacados el trabajo de Bill Murray, que parece hambriento por conseguir una nueva estatuilla dorada en la ceremonia de los Oscar y la ausencia de cursilería del niño. De obligada visión la secuencia que acompaña los créditos finales. Entretenida. |