Este segundo capítulo engancha directamente con el primero. El tono resulta ahora menos solemne y más exagerado, casi de comic. Curiosamente el primer acto de la película es bastante reposado, que no aburrido, y en él se van estableciendo las reglas y la mitología (poco o nada explicada en la primera entrega) sobre la que se va a asentar el resto del relato. Eso sí, aquí se nota que han invertido más dinero en cada escena y tampoco han escatimado a la hora de mostrar violencia en estado puro. Una película que recupera el cine de acción más sucio de la década de los ochenta, en particular el de la productora Cannon. Muy disfrutable. |