Atrás quedan los tiempos en los que las películas de Oliver Stone tenían algo especial y además no se cortaba a la hora de llevar sus tesis hasta sus últimas consecuencias. Desde ‘Un domingo cualquiera’ el interés de su obra ha ido decayendo considerablemente y si bien nos encontramos ante una cinta estimable, el director sigue sin recuperar su mejor versión. Aquí todo gira en torno al conflicto interno de Snowden, sobre si está haciendo o no lo correcto y cómo ello va minando tanto su vida personal como su salud. La ausencia de claroscuros en el personaje limita bastante su atractivo. La escena más interesnte del filme es aquella en la que el protagonista consigue toda la información, resultando el resto del filme bastante más falto de fuerza. Joseph Gordon-Levitt interpreta con solvencia al personaje protagonista, manejando a la perfeción los vaivenes emocionales que sufre. Una película intrascendente para lo que podía haber sido pero que se deja ver con agrado.