Tras diez años de ausencia, el siempre polémico director holandés Paul Verhoeven nos acerca una mirada ciertamente escandalosa del monstruo que todos llevamos dentro y lo hace a través del personaje de Michelle, magistralmente interpretado por una Isabelle Huppert en estado de gracia. El elevado tono sexual de algunos de sus filmes alcanza aquí nuevas cotas - atención a la violación con la que arranca el filme - y la polémica aparecerá a buen seguro por ese diálogo que Verhoeven establece entre víctima y violador. Otra de las constantes de sus filmes, la ambivalencia, es aplicada sin tapujos a su personaje principal y en ningún momento se juzga a ninguno de los personajes de la historia. Completa el explosivo cóctel provocador de Verhoeven una indisimulada elegía de la superioridad de las mujeres sobre los hombres. |