Leve y entrañable como una comedia rohmeriana- tiene un inevitable sesgo nostálgico, pero la mirada melancólica nunca está subrayada, recargada ni interfiere con el retrato íntimo, con las facetas más sensibles de la historia.
Logra no sólo narrar una época sino también los deseos y frustraciones universales que encuentran su explosión en esas vacaciones que son un hiato ante la realidad cotidiana.