Tres adolescentes viven en una casa de campo aislada que muy bien podría estar en otro planeta. El trío se pasa el día escuchando interminables cintas caseras que les enseñan todo un nuevo vocabulario. A cualquier palabra que sale de su morada más allá de la familia le es asignada al instante un nuevo significado. De ahí que `el mar` se refiere a un amplio sillón y `zombies` son pequeñas flores amarillas. Después de haber inventado un hermano, a quien afirman haber condenado al ostracismo por su desobediencia, los padres controlan a sus hijos aterrorizandoles. El padre es el único familiar que puede dejar el bien cuidado césped de su exilio auto-infligida, ganando su sustento mediante la direccion de una fábrica cercana, mientras que de los de afuera sólo se permite entrar a su colega Christina, a la que se le paga para aliviar los impulsos masculinos del hijo. Cansada de estos actos de obediencia, Christina se acerca a la hija mayor, perturbando el equilibrio interno. Muy pronto, el sexo extiende por todo el hogar como el fuego. Siguiente parada: la rebelión. |
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