Críticas de la prensa de 120 PULSACIONES POR MINUTO

Una propuesta apasionada y desafiante sobre activismo y sida en los 80 (...) Trágica, urgente y llena de vida cinematográfica

Rechaza de lleno el melodrama asociado a las narrativas sobre el síndrome (...) Un diario de la década de la peste que prescinde de las hagiografías y el falso pudor.

Con pasión y sensibilidad, este drama francés nos lanza a la crisis del sida en el París de 1990 (...) Bastante épica, triste pero no sensiblera

Campillo revive aquellos años de lucha frenética para concienciar a la gente sobre la prevención del sida con el objetivo de que no olvidemos lo que pasó (...) Su ritmo hace honor a las 120 pulsaciones por minuto de su título

Lejos de ser una película histórica sobre el SIDA, la película de Robin Campillo es un muestrario eléctrico de activismo y de vitalidad de cara a la muerte. (...) la interpretación de Nahuel logra darle rostro y desenlace digno a la parábola principal.

Una narración urgente y visceral que logra trasmitir un espíritu de época y un retrato generacional (...) gracias a una potencia, una convicción, una credibilidad y una crudeza propias del mejor cine francés contemporáneo.

Es una película sincera (...) Hay muchos momentos efectivos (...) Sorprendentemente convencional (...) No consigue dar cuerpo a su romance ni explorar las complejidades de su programa social

Se mueve en todo momento en el límite del exceso y del descontrol, porque su director, con total premeditación, prefiere el trazo grueso (...) pues su objetivo es provocar, remover conciencias

Esta película, premiadísima desde que empezó su andadura en Cannes, no acaba de parecerme a la altura de su reputación (...) hablan mucho, porque es una película -en este sentido- muy francesa y cómo les gusta oírse

Donde la película triunfa sin ambages es en el reino de lo íntimo, en la historia de amor (...). En ella (...) se libra la verdadera batalla de la película, libre de didactismos

Un pequeño exceso de pulsaciones, pero definitivamente hay un corazón latiendo (...) Campillo tiene buen oído para las corrientes volátiles de las discusiones de grupo (...) Muestra menos habilidad para la economía y el ritmo. 

El sobresaliente drama de Robin Campillo sobre activismo y el sida une lo personal, lo político y lo erótico de manera conmovedora. 

Un nuevo clásico vital del cine gay (...) Humaniza una tragedia histórica con elegancia y agudeza (...) Apena, triunfa y encanta con mucha gracia y comprensión, su latido golpea con genuina e innegable relevancia. 

[Una] película inteligente y conmovedora (...) No había ni un ojo seco en la sala durante los últimos 20 minutos de sus 140 

La película indaga profundamente en el alma de un tema fundamental, con una mirada vital a una época de la historia que resulta increíblemente relevante en relación con el despedazado mundo actual. 

Una historia de amor gay elaborada con ternura que se desarrolla en un trasfondo de lucha contra los prejuicios que rodeaban al sida. La atención al detalle y la amable sinceridad crean una estimulante conmemoración de la época 

El espectador es invitado a compartir con los personajes la ira, la fiebre y hasta el sudor. Todo en el límite exacto de la piel. 

Estos 150 minutos me han resultado muy largos, previsibles las situaciones y tampoco me despiertan especial emoción sus personajes (...) El argumento daba para mucho pero tal como está desarrollado se queda en poco. 

Un variado mosaico de personajes que quieren ser tan carismáticos como simbólicos, representantes de un caso o de una posición ideológica (...) Es tanto un ejercicio de memoria histórica como una película con mensaje para la actualidad 

Sólida película 

Pérez Biscayart es un actor notable; puede responder a cualquier exigencia dramática con total soltura y encarar cualquier personaje. 

De lo general a lo particular, de lo colectivo a lo individual, '120 pulsaciones por minuto' muestra cómo la militancia a veces puede ser la gota que horade la piedra, la herramienta para conseguir un cambio social. 

Campillo sabe cómo cruzar lo público con lo privado sin que aparezcan fricciones: la fluidez entre los momentos dramáticos y festivos de la historia, apoyados por una preciosa banda sonora, es ejemplar. 

Resulta una de esas obras que generan charlas y debate. (...) en su último tramo el film se oscurece (...) pero sin permitirse caer en el extremo de la gravedad. 

Con una actuación excepcional de Nahuel Pérez Biscayart, este notable filme (...) documenta de manera urgente y a la vez sensible los primeros años de la militancia contra la indiferencia del gobierno francés y las farmaceúticas para visibilizar y tratar el tema del sida. 

Si bien se han visto varios recuentos de la crisis del sida, (...), '120 battements par minute' ofrece la perspectiva europea, (...) Dado que Campillo fue un activista en su tiempo, eso le ha permitido un compromiso íntimo con el tema para realizar un testimonio de primera mano. 

Campillo logra generar empatía desde los primeros minutos (...) el golpe final se llama Nahuel Pérez Biscayart (...) cuya fuerza interpretativa en pantalla es casi intoxicante. La película es él, una fuerza de la naturaleza que parece imbatible. 

A esa crónica del tiempo en que una indignación encolerizada remplazaba, por completo y eficazmente, a la resignación y al fatalismo, el director añade la historia sentimental, el relato intimista. 

La manufactura es impecable y se apoya en un manejo emocional más que correcto. (...) al servicio de un discurso, cuya claridad y enorme vigencia, la ponen por encima del promedio y (...) la convierten en una gran cinta. 

En relación a otros filmes que abordan o refieren al sida, como 'Philadelphia', 'The Hours' o 'Dallas Buyer’s Club','120 latidos por minuto' es superior al estar exenta de la emotividad cliché y trascender potentemente la dignidad de los portadores del VIH. 

Adopta una forma agresiva y pulsional casi orgásmica muy acorde con el temperamento de los personajes y el sentido del combate que los une. 

Resulta en términos generales un filme redondo, de clara solidez dramática, que brilla por la honestidad de sus personajes, (...) [quienes] le regalan al espectador la suficiente humanidad que se necesita para tocar el tema de forma seria. 

Dividido entre lo realista y lo didáctico el filme pierde mucho valor, pero para colmo Campillo también parece indeciso en cuanto a su narrativa. 

La mirada del director Robin Campillo trasciende el mero recuento de los hechos; sumerge al espectador en el interior del movimiento y diluye la división entre lo personal y lo político. 

Una vibrante apuesta por la solidaridad y el espíritu colectivo frente a la adversidad y la enfermedad. 

La película, (...) respira un aire sincero y estremecedor, porque es el retrato de esa gente enferma, valiente y desesperada, que convirtió su último aliento en un grito de protesta. 

Esta puede ser la película más desgarradora que se haya filmado acerca de la explosión epidémica del sida en la segunda mitad de los años 80. 

El dato más penoso de la película no es tanto la fatalidad de la epidemia en la historia que cuenta, sino la compulsión de Campillo por extender la narración hasta mucho más allá de lo que la estructura dramática soportaba. 

El tratamiento visual es imaginativo y poético, (...) Las actuaciones, apoyadas en los consabidos excelentes diálogos de Campillo, son increíbles. 

Eso es lo que acá se cuenta, celebrando esa energía y destacando la forma novedosa de esa organización colectiva, hasta derivar en un caso particular como ejemplo de tantas vidas tronchadas por la desidia de quienes hubieran podido protegerlas.