Un viejo autobús recorre las calles de Roma. Es un día largo. El autobús se llena de gente e historias. Luego se vacía. La gente se lleva bien. Y bájate. Caras, ojos. Expectativas. Algunos encuentros. Incidentes. Resbalones. Ambigüedades. Robos. Filas. Intercambios confiados. Confesiones. Proyectos. Planes. Mentiras. Bofetadas. Incluso un secuestro. Una ruta bien definida puede convertirse en un viaje. Cada encuentro puede convertirse en una oportunidad futura o puede cerrar una herida anterior. Cada parada puede producir a la persona que cambiará la trayectoria de tu vida. O no, y el autobús continúa. En el siguiente turno, alguien más se subirá y un fragmento de su vida tocará por un momento la tuya.
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