À Nos Amours

La triste verdad es que la mayoría de las películas se evaporan en el momento en que salimos del cine, vencidas por el más atractivo embrollo de la vida. [...] À nos amours es algo con lo que tienes que vivir; temo esta película porque soy incapaz de verla pasivamente: me penetra, se impone en mi existencia, me envía a paroxismos, me despelleja, me hace querer caminar 30 kilómetros, bombardear la relación en la que esté en ese momento, gritarle a un extraño.

Me he sentido tan violentada viendo esta película…pero siento que ese es justo el punto, que sea tan humana y muestre con tanta crudeza a qué extremos pueden llevarnos las emociones y lo aterrador que puede resultar enfrentarse a la búsqueda de amor en el mundo careciendo de guías ni soportes.

Al dejar atrás la protección y el amor que le brindaba la familia, especialmente en un entorno familiar cada vez más disfuncional y abusivo, la persecución del deseo y el amor se convierte para Suzanne en un intento desesperado por recuperar algo que se perdió. 

También se muestran las dicotomías que conlleva la sexualidad femenina, especialmente al comenzar a ser explorada: Suzanne es premiada y halagada por esa sexualidad y atractivo pero, a la vez, apropiarse de ella es motivo de vergüenza y maltrato. Es por lo bien que se muestran esas contradicciones y matices que esta película es tan humana y es tan difícil no conectar con ella.

Finalmente, mi creciente afecto por la película empezó a decaer justo después de haber alcanzado un pico apasionado y vertiginoso. Pero supongo que esa reacción es similar a cómo se siente Suzanne con los diversos hombres que seduce: un breve momento apasionado no se traduce en permanencia.