El peculiar sentido del humor de Sacha Baron Cohen - burlarse de todas las normas sociales y satirizar todo lo que se le caiga por delnate - se cobra una nueva víctima en esta parodia del cine de espías. Aquí se ríe de los gordos, los parados, los judíos, los vegetarianos, enfermedades como el cáncer o el sida, la zoofilia. Mark Strong - habitual tipo duro en las películas del género - hace una parodia de sí mismo y el suyo acaba resultando ser el personaje más hilarante del filme, sobre todo por las situaciones a las que lo aboca el personaje de Baron Cohen - su hermano en la pantalla -. La obsesión escatológica de Cohen alcanza aquí un nuevo culmen cinematográfico que hará que jamás vuelvas a mirar a los elefantes de la misma manera. Película para reírse a carcajada limpia no apta para gente escrupulosa. |