Críticas de la prensa de AN ELEPHANT SITTING STILL

Es imposible ver el acto final y no sentir una sensación cálida de que quizá el mañana va a ser diferente, trayendo cambio y ofreciendo belleza, amor o esperanza

Esta ópera prima monumental no solo es un debut significativo para el cine mundial, sino también una trágica despedida (...) un estímulo poderoso para creer en el cine como lenguaje universal

El enfoque estilístico de Hu construye un panorama de la sociedad con el ojo de un verdadero moralista (...) Hu no ofrece soluciones fáciles

El cineasta se desnudó al máximo y se desfondó para contar todo lo que quería contar. Y de qué manera, con una fuerza y un cuidado en las imágenes difícil de ver en otros realizadores asiáticos contemporáneos

Una de las joyas cinéfilas de la temporada. (...) nos retrotrae al descubrimiento a principios de siglo de los primeros films de Jia Zhangke, en su inmersión en la gris realidad de la China profunda.

Hu Bo desarrolla un retrato sombrío de China que se ve reforzado por unas actuaciones sutiles y detalladas

Une con claridad y solidez los diferentes hilos narrativos (...) Los personajes de Hu son muy reales y nunca son tan indulgentes como para estar por encima de las banalidades del día a día 

Un largometraje riguroso, sombrío, poderoso y absorbente (...) Demuestra una sensibilidad visual inquieta y original 

La primera y última obra maestra de un gran director que se marchó demasiado pronto (...) Es difícil de ver pero es inolvidable 

Es obra de un talento crudo e intimidatorio guiado por la furia creativa (...) Obligatoria para todos aquellos que quieren el realismo duro y el espíritu independiente del cine chino del siglo anterior 

Un logro impresionante (...) Hu representa el malestar existencial con un control tan preciso del tono, las imágenes y el ritmo que el resultado final parece una mezcla de Jia Zhangke y Bela Tarr. 

El conjunto resulta imponente en sus formas (...) Pesa, no obstante, acceder a este universo a través de la estrecha rendija de una mirada radicalmente depresiva 

El último plano, uno de los más hermosos del cine reciente, culmina esta película con serenidad conmovedora, con humildad infrecuente. 

Es un relato de casi cuatro horas de una enorme ambición narrativa y estética que el realizador logró transformar en un film tan potente como riguroso en su acercamiento a ciertas problemáticas personales y colectivas. 

La película es extraordinaria, el testimonio único de un cineasta que acaso sintió que todo lo que tenía para decir sobre el mundo estaba aquí. Y que después no había nada más. 

Una irrefutable obra maestra. (...) la más bella, dolorosa y, aunque cueste creerlo, esperanzada última escena del cine reciente. 

Conjunta con admirables lucidez y poder de convicción los avatares sincréticos de un estilo depurado al extremo que no desdeña el antecedente del neorrealismo más duro.