Una vez que el drama inherente a la historia del guionista Carl Foreman pasa de una introducción a los inicios de su carrera y lo que puso en la página a lo que se vio obligado a maniobrar personal y profesionalmente en las aguas infestadas de tiburones del macartismo, lo que llevó a su citación del HUAC, su resistente a las presiones para capitular y luego exiliarse a Londres como única alternativa a la prisión, sólo por negarse a "nombrar nombres", este documental adquiere el poder fascinante de una historia muy relevante sobre la libertad de expresión, las libertades civiles, e intriga coercitiva en nombre del pseudopatriotismo y se siente como una nueva visión a pesar de las muchas miradas a la era de las listas negras tanto en documentales como en dramas en las últimas décadas.
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