Críticas de la prensa de DE REPENTE, EL PARAÍSO

Heredero del cine mudo, hermano artístico de otro satirista como el sueco Roy Andersson, Suleiman dice mucho con poco, hace de la austeridad un culto y de la inteligencia un arma poderosa.

Una joya que muestra para qué sirve el cine cuando se ejerce con inteligencia y humor.

A veces su cualidad pasiva y elusiva (...) me distanció y me pareció amanerada y superficial, pero sus películas están hechas con elegancia y con un sello distintivo

El director palestino Elia Suleiman vuelve a interpretarse a sí mismo en una comedia con subtexto político, muy cercana al cine de Jacques Tati, Aki Kaurismäki y Jafar Panahi.

Otra carta de amor a Palestina firmada por un Chaplin moderno (...) Suleiman observa con ironía la tragicomedia que representa la humanidad en un mundo de tensión y paranoia. 

Es a la vez entretenida y frustrante (...) Como película reflexiva es impresionante, pero echamos en falta que el director cambie un poco su estilo y que pruebe nuevas cosas. 

No ofrece una nueva perspectiva, una manera diferente de entender lo que significa ser palestino en un contexto global. 

Una odisea llena de observaciones interesantes y humor socarrón (...) Destaca por ser más esperanzadora que sus trabajos anteriores 

La película más divertida y accesible que ha hecho Suleiman hasta la fecha 

Parece que es una colección de escenas maravillosamente concebidas que no forman un todo coherente. 

El director se limita a retratar la música no tan callada de la injusticia con un humor tan preciso y afilado como finalmente desaforado y voraz. 

Estimulante (...) una comedia minimalista sobre el sentimiento de extranjería permanente de un pueblo colonizado. 

Una de esas ingeniosas y encantadoras miniaturas de Elia Suleiman (...) que nadie busque un cliché del problema palestino, sino más bien un contracliché o un deseo 

Suleiman recupera con este film personalísimo los mejores acordes de su cine. 

Suleiman apuesta por una manera diferente de colocar en el mapa la difícil situación de Palestina, huyendo de la gravedad de tono pero sin eludir la responsabilidad que parece sentir como narrador de cara a sus raíces. 

Aguda comedia humana realizada por el Jacques Tati palestino. 

Tal vez la más divertida película en competencia por la Palma de Oro. (...) Suleiman es un Jacques Tati, también, porque su humor muchas veces es prácticamente mudo, y visual, haciendo del slapstick una manera de enfrentar y comprender la realidad. 

Si bien algunas metáforas e imágenes de la película pueden ser un tanto obvias, en el formato en el que Suleiman las pone son igualmente muy graciosas. 

Suleiman se ríe de sí mismo y de los preconceptos que rodean a su origen. (...) en 'De repente, el paraíso' da un paso más hacia el absurdo, con viñetas en apariencia desconectadas entre sí, que funcionan como poemas visuales. 

[Suleiman] se encuentra con situaciones y lugares que aparecen en la película a la manera de atractivas viñetas, siempre cargadas de gracia, sugestión y belleza, tres cualidades que en cine son invalorables. 

Puede ser considerado un film cómico. Y también político. Aunque la película parecería no sentirse del todo cómoda en ninguna de esas categorías, y quizás por eso se busca un espacio de libertad en el que no hay obligación de ser ni cómico ni político. 

Tiene momentos antológicos la nueva obra del humorista palestino Elia Suleiman. (...) Esta es la obra menos política de Suleiman, y la más abierta a todo público. 

Suleiman es una presencia curiosa, pues no pronuncia más que dos frases en toda la película y permanece inexpresivo como única reacción a lo que ocurre ante sus ojos. A fin de cuentas, el material es prácticamente evanescente. 

Un homenaje a la vitalidad crítica del cine. 

Suleiman sobrevalora un poco la gracia o la impresión de sabiduría inherentes a su presencia y su silencio. Es como un derivado de Buster Keaton, Jacques Tati y el Nanni Moretti de 'Caro diario'.