Críticas de la prensa de EL CONGRESO

Una fascinante fábula distópico-lisérgica de gran creatividad visual y conceptual (...) obra inusual, tan excesiva como hechizante

Inabarcable en su incontinencia narrativa, plástica y conceptual, 'El Congreso' escapa a la mayoría de leyes del cine contemporáneo (...) Lo mejor: Robin Wright y todo lo demás. Lo peor: su exuberancia puede intimidar

Si Cronenberg descubrió la “nueva carne”, Folman ha creado “la nueva carne animada”

Esta película es una adaptación de la novela satírica “El congreso de futurología”, de Stanislav Lem. El tono de Lem es el de un cartoon disparatado e hiperbólico; el de la película, más reflexivo y dramático.

Ari Folman da un paso firme hacia el pasado con este híbrido de animación e imagen real mareante, inconexo y siempre fascinante

Un viaje intelectual fascinante y visualmente impresionante sin orden ni concierto, pero la falta de coherencia narrativa merma sus prometedores conceptos de ciencia-ficción y sátira.

No es poca cosa que una película de animación consiga evocar un tono melancólico digno del último cine de Terrence Malick

Una obra visionaria de ficción especulativa que se estropea tras un buen planteamiento 

Aparte de su golpe general contra la discriminación por edad en Hollywood, 'El Congreso' no tiene mucho más que ofrecer sobre el tema. 

'El Congreso' contiene abundantes trucos e ideas. El problema viene a la hora de hacer que estos elementos flotantes y dispersos confluyan en un todo satisfactorio. (...) Puntución: ★★★ (sobre 5) 

Descabellada, febril, irresistible y... un desastre. Todo junto. Pero, ¿es buena o es mala? Respuesta: no existe, no es una película, es otra cosa. Y eso, aunque sólo sea porque nos hace dudar, es bueno. Mucho incluso 

El director corresponde a la fertilidad imaginativa de Lem con un despliegue de afortunadas ideas visuales, transformando el afilado tono cómico del original en un poema onírico de aire melancólico 

Un espectacular homenaje al cine y a la canibalización de sus estrellas, con una parte animada puramente expresionista y otra de imagen real donde Robin Wright enamora a la cámara. 

La parte animada se hace eterna y reiterativa por lo que la película va de a poco perdiendo la intriga y el misterio de la primera parte hasta volverse bastante anodina.