Críticas de la prensa de EL DICTADOR

Baron Cohen, camino de ser el mejor heredero de Peter Sellers, vuelve a usar el prejuicio cultural como fundamento de un humor afiladísimo que atenta contra totalitarismos anacrónicos

'The Dictator' es divertida, además de ser obscena, asquerosa, escatológica, vulgar, cruda y demás

Los que se ofenden fácilmente se horrorizarán. Los que casi nunca se ofenden, podrían horrorizarse. Pero tendrán que parar de reír el tiempo suficiente para darse cuenta

Sacha Baron Cohen vuelve a demostrar que mantiene el espíritu crítico y gamberro, sin perder un ápice de humor (...) algunas escenas protagonizadas por secundarios son absolutamente geniales

'The Dictator' te hace reír sin piedad. Empieza en lo indignante y de ahí sube vertiginosamente

Mezcla bastarda de 'El prisionero de Zenda', 'Bananas' y 'Presidente por accidente', es una lluvia de gags que, por acumulación, bascula entre lo hilarante y lo tedioso.

No llega a las sangrantes alturas paródicas de la otra obra de Cohen, 'Borat', pero ofrece un mayor promedio de aciertos que su última gracieta fallida, 'Bruno

Las demostraciones de 'indignación' política de Baron Cohen parecen demasiado enlatadas, planificadas e inofensivas 

Si solo fuera por la parte política y no se escabullera con la sal gorda, Baron Cohen hubiese compuesto una película casi notable, aunque mucho menos sangrante de lo que sus propios autores se piensan. 

Hay que destacar la audacia de Sacha Baron Cohen en un contexto del cine norteamericano que no suele ser demasiado permeable a este tipo de apuestas tan politizadas. 

Podrá gustar más o menos, resultar molesto u ordinario, pero, hoy, Sacha Baron Cohen es tan divertido como necesario. 

Con momentos verdaderamente brillantes y para desternillarse de risa, se desbalancea mucho porque su intérprete y guionista, el británico Sacha Baron Cohen vuelve a caer en lo que es ya su sello personal: la obscenidad, el chiste escatológico y de pésimo gusto, grosero y hasta repugnante. 

'El dictador' [está] más cerca de las películas de los hermanos Zucker (...) que de 'Borat'. Más cerca del sketch que del cine, en una palabra. 

Por momentos extremadamente tonta, en otros efectiva en la sucesión de gags moderadamente incorrectos, la película no logra superar a la desopilante 'Borat', se ubica varios escalones debajo de la revulsiva 'Brüno', y de esta manera se convierte en un producto a medio camino. 

Todo es posible y los disparates se acumulan como gags efectistas que no alcanzan a organizar un guión coherente. 

'El dictador' no es de ningún modo una buena película ni tampoco es el emblema del mejor comediante vigente, como pretende Sacha Baron Cohen. Pero es bastante menos mala y más hilarante de lo que cabría esperar. 

Es cualquier cosa menos divertida (lo que sea que abarque y signifique esa palabra) y/o jocosa. Y lo que es más grave: tampoco es provocadora. 

En cierto punto, el film causa risa y funciona cuando Baron Cohen se deja llevar por el ejercicio de su capacidad para la comicidad. Pero tiene un enorme problema: (...) el chiste de ser ofensivo esconde una moralina un poco recalcitrante y antigua. 

A diferencia de 'Borat', en 'El dictador', la incorrección política propia de Baron Cohen se limita a chistes fuertes, muchas veces incoherentes y no siempre eficaces.