Críticas de la prensa de EL EJERCICIO DEL PODER

Pierre Schoeller practica, cámara en mano, un estilo fílmico casi documental para reproducir las tinieblas existentes en los gabinetes ministeriales. (...) una película muy recomendable

Sorprende y a la vez entusiasma el ángulo desde el que ataca Schoeller (...) si uno se concentra en el soberbio trabajo de Gourmet y Blanc saldrá del cine un poco menos enemistado con el género humano.

El film no habla de un político corrupto, sino de un hombre en permanente estado de tensión (...) Lo mejor: La interpretación de Oliver Gourmet. Lo peor: Pensar que es una película (sólo) sobre la política.

Una visión desencantada y lúcida de las altas esferas políticas. (...) un thriller político trepidante

Un descarnado, impiadoso y apasionante retrato de la cotidianeidad de un ministro de transporte con el sello del director de Versailles.

A la vez interesante y densa, desarticulada y recargada 

La seria exploración del escritor y director Pierre Schoeller sobre lo que hace una garrapata política francesa podría impresionar a las audiencias locales interesadas en conseguir una mirada imparcial de ese proceso 

Un trabajo tan lúcido como sofisticado en sus formas, que incide en las perversiones del lenguaje de una política que solo busca salvarse a sí misma 

La película es, a un tiempo, el complejo retrato de un hombre contradictorio, atrapado en una telaraña que ha contribuido a tejer, y la elaborada reflexión sobre la política como lenguaje profascista, repleto de eufemismos 

Filme de fuertes contrastes y, como se ve, grandes diálogos, la interpretación de Olivier Gourmet está también entre lo más alto de la realización. 

La película, producida por los hermanos Dardenne, sigue a su protagonista de espacho en despacho, reunión tras reunión, mientras alrededor suyo se tejen y destejen alianzas, traiciones, golpes de timón políticos y directivas siempre cambiantes. 

El director Pierre Schöeller, apoyado en su guión tan sólido como la dirección de actores, nos acerca sin concesiones (...), a la cruda realidad del ejercicio del Estado democrático. 

No sólo hay espectáculo, sino realismo, y justificado y bien mensurado uso dramático.