No es fácil hacer una buena película de acción en la Argentina. Menos aún una rodada en un único plano secuencia (sí, como la serie Adolescencia o El arca rusa, de Alexander Sokurov, je). Y la proeza se completa si la historia transcurre durante una noche en locaciones reales de la Isla Maciel (como hincha de San Telmo conozco bastante bien la zona y no es precisamente el contexto más tranquilizador).
Pero Gatillero -una de las revelaciones de la cosecha 2025 del cine argentino en este BAFICI- no es solo un prodigio coreográfico, de puesta en escena, sino también un muy tenso, vertiginoso y potente ejercicio de género que homenajea a los héroes ochentosos (Walter Hill, John Carpenter) y que también puede ser visto como el John Wick de los bajofondos del conurbano o la versión cinematográfica local de esos videojuegos en los que hay que matar a todo lo que se acerca con el único objetivo de sobrevivir. |