En las tierras altas del norte de Columbia, los Ika viven una vida extenuante y aislada, dependiendo económicamente de pequeños jardines y de un puñado de animales domésticos. Se cree que son descendientes de los mayas que huyeron de la agitación de los estados en guerra de la Alta Civilización Centroamericana a los valles remotos de la Sierra Nevada de Colombia. Los Ika aún habitan un terreno espectacular pero exigente que se extiende entre cinco y quince mil pies, una geografía casi vertical por la que se mueven con prodigiosa facilidad.
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