Críticas de la prensa de KÉKSZAKÁLLÚ

Solnicki puede ser entendido como un 'entomólogo' cinematográfico

No es esta una película con una estructura del relato al uso. Es un ejercicio de observación, entre el cine experimental y el cine narrativo (...) Si se entra en el juego, resulta una película fascinante

Rodada exquisitamente (...) Solnicki se mueve por los apartamentos de lujo y las ciudades de vacaciones con una soltura prodigiosa, cargando de misterio los momentos contemplativos del dolce farniente, transmitiendo hondura

Las contradicciones generacionales, la dinámica femenina y el salto de la bucólica vida de balneario a la alienación en la gran urbe (...) son algunos de los temas que sobrevuelan el film, trabajado con suma elegancia y recato por una cámara jamás intrusiva.

Incluso los experimentados defensores del formalismo críptico la encontrarán amorfa. Los personajes nunca son nombrados, el trabajo de cámara es estático y pocas cosas resultan conceptualmente interesantes. 

Deja a un lado el significado y simplemente piérdete en las impresionantes imágenes de 'Kékszakállú' (...) [Solnicki] tiene muy buen ojo y una curiosidad sin límites 

Las imágenes oníricas son verdaderamente llamativas (...) A pesar de sus breves 72 minutos, los letárgicos y repetitivos temas de la alienación y el tedio se transfieren fácilmente al espectador. 

La sensación general es que 'Kékszakállú' es seductora y accesible, un viaje agradable e intuitivo a través de tiempos cambiantes. Se necesita un talento poco común para evitar que lo mundano parezca algo inerte 

Cualquiera de sus imágenes brillaría con un fulgor muy particular en el catálogo de un exigente festival de cine por su calidad compositiva, pero una antipática opacidad domina y condiciona la película. 

Con un tono descriptivo que, por momentos, coquetea con la abstracción visual. (...) esa parece ser en parte la intención de Solnicki: lograr una estructura desordenada, inconexa incluso, de donde va surgiendo un malestar indescriptible. 

Las películas previas muestran, sin embargo, que la elocuencia del plano es la gran virtud cinematográfica de Solnicki. Aquí la cámara se conecta no sólo con la mirada de sus personajes o sujetos, sino que convierte a los espacios en personajes. 

Técnicamente el filme gana con la belleza artística de sus planos y de la iluminación (...) Muy buena 

Solnicki va exponiendo distintas situaciones en las vidas de estas chicas en crisis, por momentos con la música de la propia opera acompañando sus tentativos pero confusos pasos hacia esa supuesta libertad. 

Ganan en festivales, aburren al público (...) no da para pagar la entrada ni perder el tiempo.