Que silencios más demoledores y que ojos tiene Loreto, que delicadeza y que sensibilidad de Celia Rico, una maravilla absoluta
Una opresión enorme en el patio de butacas del Teatro Cervantes, una pequeñísima vía de escape en un pantalón sin cremallera y una pena muy grande todo el rato.Qué pena y qué belleza, ¡las manos y las letras!