Críticas de la prensa de LA CORDILLERA

Santiago Mitre pregunta: ¿es el presidente de Argentina bueno o malo? Nosotros contestamos: si lo interpreta Ricardo Darín, es genial.

Mitre (...) apuesta más por las sombras del juego polanskiano, por la paranoia de su tono, por la atmósfera desasosegante. Y ahí interpreta un rol crucial la calculada ambigüedad de un Ricardo Darín que domina cualquier registro sin esfuerzo.

Un acercamiento al juego de la política en todas sus facetas, sus múltiples matices, su complejidad, su hipocresía, su cinismo y -también- su oscuridad y crueldad.

Un film muy ambicioso (...) Mitre demuestra un uso preciso del aparato cinematográfico: sabe lo que quiere mostrar y cómo lograrlo.

A la trama, digamos oficial, el cineasta añade unos cuantos hilos narrativos complementarios que acercan el filme a un thriller psicológico (...) de donde surgen las debilidades que lastran de algún modo la grandeza de esta propuesta

El gran mérito de Mitre es, claro, encomendarle a Darín todo el peso de la trama, pero también colorearla con actores que se clavan a lo sublime (...) Todo es bueno, intrincado, revelador.

Mitre plantea varias tramas paralelas que no tiene tiempo suficiente para desarrollar y, en consecuencia, la película en su conjunto se percibe incompleta

Una apuesta de riesgo considerable (...) no provoca ninguna reacción unánime: tiene tantos aciertos como debilidades, y exhibe a un realizador talentoso e inteligente que, por desgracia, no alcanza la altura de sus propias ambiciones.

Cuenta con muchos actores latinoamericanos con talento, pero deja demasiados cabos sueltos (...) Como película de género, especialmente un thriller que depende de un desarrollo sólido, no es satisfactoria. 

Demasiado reciente para ser una obra de época, demasiado antigua para capturar el espíritu del momento (...) No consigue articular una idea más detallada que la de que los políticos también son personas 

Ninguno de los hilos argumentales es lo suficientemente interesante por sí mismo, y aunque Ricardo Darín aporta la suficiente seriedad (...) Santiago Mitre no consigue dar vida a este ambicioso proyecto. 

La cordillera, de Santiago Mitre, parece un thriller político, pero como ocurría en las anteriores películas del bonaerense ('El estudiante' y 'Paulina'), dentro hay mucho más. 

Su empeño es extender sobre la mirada del espectador un raro laberinto de pistas (...) Todo ello en un ambiente perfectamente realista, perfectamente posible. 

Santiago Mitre conduce por primera vez una superproducción -por despliegue, por costos, por elenco internacional- y mantiene la guía como en sus primeras realizaciones. 

Es evidente, y encomiable, la intención de Mitre (y de su coguionista Mariano Llinás) de correrse del modelo televisivo impuesto por 'House of Cards' o 'West Wing'. Pero a la vez la paulatina incursión (...) con lo fantástico no termina de resultar orgánica con el planteo inicial de la película. 

La película más ambiciosa del director. Tiene elenco internacional, las locaciones son variadas y costosas, apuesta a un relato con derivas narrativas secundarias e inesperadas y es políticamente precisa cuando se lo propone. 

La película se presenta como un thriller político pero los giros finales dejan la sensación de un transatlántico escorado. 

Los vericuetos del poder, narrados con maestría entre el inconsciente y la filosofía. 

Un thriller político de trazo lento y argumento hermético que parece concebida para impresionar jurados más que para conquistar al público común. (...) es como una visita a una alta montaña: uno puede apreciar la belleza del paisaje pero también, puede terminar apunado. 

Muy buena e inquietante. (...) Película irreprochable desde lo técnico, lo actoral y lo temático. 

Finamente bordada y dirigida con pericia, la película funciona como un thriller político que evoca los tejidos y las marañas narrativas de series como 'House of Cards'. 

Santiago Mitre, el director, es impecable en su acercamiento técnico y quizás su propuesta estéticamente ambigua sea mal comprendida por quien suscribe. Según mi juicio, esta película pudo haber sido una gran cumbre, pero se apunó en su propia ambición de altura. 

Mitre continúa una construcción prolífica y ambiciosa de su carrera y para ello ha decidido aventurarse en un cine menos complaciente con el público masivo. Más allá de los riesgos narrativos y el esfuerzo que requiere de sus espectadores, 'La cordillera' amerita la escalada. 

Se anima a dibujar -con estilo, inteligencia y concisión formal- la silueta de lo siniestro. Poder, dinero, locura y un poco de hipnosis en una película con un evidente regusto a Hitchcock. 

La película, que en su plano ficcional saca a la luz los oscuros secretos privados que ocultan las virtudes públicas, carece, sin embargo, del filo del viejo cine político que era habitual en los años 70.