Fue la ópera prima de Kurosawa (en realidad el director nipón se había estrenado en algunas escenas de la película Uma de 1941, pero no figura en los créditos).
Kurosawa le propuso al jefe de los estudios Tōhō que comprara los derechos del libro incluso antes de que este saliera (tan seguro estaba de que sería un éxito). El jefe aceptó a regañadientes creyendo que Kurosawa era un loco, pero días después de que saliera se convirtió en un éxito y varios estudios quisieron comprarlo. No pudieron, pues Toho se había adelantado.
A pesar de ser su primera película, en ella se aprecian retazos de lo que sería el cine de Kurosawa. Con un ritmo narrativo muy rápido pero sin perder fluidez, el director da muestras ya desde el principio de su carrera de su maestría en la técnica de la edición.
La película no trata tanto de la gloria del héroe (campeón de judo), como del proceso de aprendizaje que esta conlleva. Kurosawa obvia toda glorificación a propósito, y se centra en el día a día del proceso que vive Sanshiro (como si se tratara de una flor de loto al abrirse, metáfora retratada en una escena de la película de forma brillante). El film fue un éxito rotundo en Japón (al igual que el libro), y dio lugar a varias secuelas (Kurosawa solo participaría como director en una). |