Críticas de la prensa de LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY

Un producto equilibrado y elegante, de cuidadoso acabado para todos los públicos y un espíritu tan chispeante que no necesita de la mala leche para engancharte

Es demasiado sofocante, demasiado perfecta, un sueño de conexión con la humanidad que huye del contacto con personas reales.

Ben Stiller revive y colorea el relato de James Thurber hasta convertirlo en una fábula empresarial, romántica y vitalista, de una fantasía visual deslumbrante y chocante

Una historia de difícil categorización, visualmente atractiva pero con problemas de ritmo.

Una tragicomedia épica y romántica, entre absurda y de autoayuda, que -si bien no se ubica entre lo mejor de la filmografía de Stiller- regala unos cuantos momentos de gran cine.

Al tratar de combinar la fantasía y el romance con un humor tonto, las aventuras trotamundos y la inspiración autocomplaciente, Stiller ha hecho de 'Mitty' una mezcla de tonos que no combinan.

La película resulta poco clara en cuanto a su tono e intenciones.

Se trata de una película de un optimismo cegatón y hostigoso.

Stiller se ha convertido aquí en un esteta frívolo, decidido a martillear a la platea con un desproporcionado simulacro de sensibilidad (...) El conjunto acaba cerca de una preciosa campaña publicitaria

¿Por qué suena tan falsa 'La vida secreta de Walter Mitty'? (...) resulta un cuento forzado, sin tensión, que gira alrededor de las aspiraciones de un hombre común y sus delirios

Los espectadores que quieran sintonizar con su mezcla de fantasía surrealista y comedia graciosa y conmovedora, tendrán su recompensa. 

Aunque Stiller ha demostrado que puede ser mucho más divertido, al final la dimensión emocional hace que la película resulte más trascendental. 

La película se pierde en la propia fantasía de Walter Mitty. 

Lo más duro que puedo decir de la película es que es aburrida. 

A pesar de que es una celebración de la modestia, también hay un buen montón de vanidad en 'La vida secreta de Walter Mitty'. 

La película se afirma como una de las más aparatosas interpretaciones desnortadas de un gran texto que ha dado el cine reciente. (...) una fantasía de autoafirmación y autoayuda 

Da la impresión de que Stiller quiere contar demasiadas cosas a la vez, y que lo que gira alrededor de su sacrificado protagonista (...) no tiene la suficiente entidad dramática para que esa doliente, delicada película soñada que intuimos salga a flote 

Stiller combina humor absurdo y una veta humanística en su delirante comedia. 

Gracia y ternura son los pilares en que se apoya esta aventura que entretiene y permite, una vez más, demostrar que Ben Stiller conoce de sobra todos los mecanismos de la comedia más alocada. 

'Walter Mitty' funciona y entretiene porque es cine de fórmula, pero no hay definición en su mensaje ni es claro lo que le deja al público. 

Una película cálida, anárquica, cómica, optimista, melanco, sincera, humanista, irregular, ambiciosa e imperfecta. Todo a la vez. 

A pesar de las posibilidades que da una historia como esta, la película no pierde su estilo, su sobriedad y su buen gusto. 

Es una película rescatable y el broche final es la comedia extraña y romántica, con alguna secuencia o personajes delirantes. 

Mientras refina el control de sus recursos visuales, se mantiene fiel al mundo de conciencias quebrantadas que ha ido desarrollando. Tal como va, en el momento menos pensado descubrimos que el cómico Stiller es también un cineasta notable. 

Cargada de buenos sentimientos (...) no se vuelve empalagosa (pese a su vocación de entregar mensajes) y logra entretener gracias a un perfecto equilibrio entre humor, fantasía y emociones para la tribuna. 

Una película que se siente sincera y honesta, haciéndose cargo de los clichés del caso. 

Hollywood adolece de graves carencias en cuanto a guiones actuales y no halla peor remedio que desempolvar material rutinario guardado en olvidados archivos. 

Ninguna maravilla, pero nos hace pasar un rato entretenido con lindos paisajes, efectos variados, muchas aventuras, y hasta sentir una leve, agradable emoción en alguna parte de la historia.