La película de Rosendo Ruiz tiene una hermosa fotografía y está presente el ADN cordobés con un gran homenaje a la escena cuartetera. Todo eso está bien. La Luz y las canciones. Pero envolver esto en una trama de crimen y venganza fue un gran desacierto porque no hay nada verosímil y es absolutamente absurdo que un pibe que está acusado de un crimen y prófugo de la justicia de una secuencia a otra este cantando alegre, luego huyendo, luego grabando un disco, luego peleando por su vida. Ese doble. |