Críticas de la prensa de LAS BUENAS INTENCIONES

Pequeña en su estructura y sus ambiciones, pero gigantesca en sus dimensiones emocionales, 'Las buenas intenciones' es cine puro y cristalino, una ópera prima hecha con inteligencia.

Reflexiva y adorable (...) Su punto fuerte se encuentra donde realmente importa: en las emociones que sostienen la película. 

La ruptura familiar consecuente a la separación de los padres es ‘el tema’ de este film, planteada –eso sí– en un tono suave y bastante tópico. (...) Ni ofende, ni aporta gran cosa 

El debut de Ana García Blaya es toda una lección de cine: de cómo encontrar la fórmula idónea de nutrir la naturaleza fílmica con la realidad. (...) una valiosa demostración de lo difusas que quedan las líneas de separación entre lo recordado y lo vivido. 

El de García Blaya es un film pequeño pero potente y en sus mejores momentos logra transmitir con delicadeza las dificultades de la paternidad/maternidad. 

Encantador relato autobiográfico (...) El gran mérito de García Blaya es el de mantener siempre el tono amable y juguetón del relato (...) abre el baúl de los recuerdos familiares, (...) su pequeño, aunque para nada menor, regalo a los espectadores. 

García Blaya logró elaborar su historia personal de la mejor manera: transformándola en una película conmovedora. 

Es la película nacional más emotiva en mucho, muchísimo tiempo. Esas ganas de moverle el corazón -antes que el cerebro- al espectador hacen de ella una bienvenida excepción en una cinematografía que suele abrazar la solemnidad. 

Una carta de amor a los padres torpes y un ensayo sensible y por momentos conmovedor sobre el sacrificio, la pérdida y la reconciliación. 

Hermosa y pequeña película es 'Las buenas intenciones'. La misma familia filmada una década atrás, o ahora, reflejaría diferencias ostensibles en todos los órdenes. 

Una característica del estilo de Ana García Blaya es la fluidez de su relato y la utilización de videos caseros que ablandan la historia y le dan toques de autenticidad. 

Está contada en forma vivaz y tierna, enriquecida por el desempeño buenísimo de la pequeña Amanda Minujín.