Brillantemente hecha, hermosa y conmovedora, en resumen, una película perfecta. Triste, sí, pero maravillosamente edificante con impecables actuaciones, dirección, escritura, diseño de producción, escenarios, cinematografía y partitura. Bill Nighy fue perfecto al igual que Aimee Lou Wood y todo el elenco. Me encantó y me conmovió profundamente.
Living tiene éxito con una tarea básicamente imposible de reinterpretar un clásico de Akira Kurosawa, lo que resulta en un drama increíble que es a la vez conmovedor y desgarrador, a la vez que es un recordatorio conmovedor de no dejar que la vida pase y disfrutar de las cosas simples.
Bill Nighy ofrece una interpretación principal perfecta, una interpretación soberbiamente discreta que es capaz de romperte el corazón con unas pocas palabras.