Con esta nueva película, Felipe Monroy, director colombiano afincado en Ginebra, continúa su trabajo sobre la memoria de su país. De regreso a Bogotá, después de muchos años de ausencia, comienza a revisitar el pasado de su familia, teñido de una violencia que recuerda a la de toda una nación. Entonces, cuando el proceso de paz en curso entre las FARC y el gobierno quizás esté a punto de pasar página después de más de 50 años de guerra, el director comienza su propio esfuerzo de reconciliación, del cual la película es a la vez el instrumento y el resultado. ¿Qué se puede hacer con las heridas mal cicatrizadas? ¿Y qué lugar puede ocupar el cine en este peligroso ejercicio del perdón? Es a la vez como hijo, hermano, colombiano y cineasta que Felipe Monroy aborda estas cuestiones y ahí reside la belleza de la película. Consigue mirar directamente a los ojos a los fantasmas del pasado, adoptando los sentimientos contradictorios que provoca en su autor y que nos invita a compartir.
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