La mejor forma de describir esta película es "tediosa". Sigue a una familia aparentemente normal con un secreto: son vampiros que han decidido no beber sangre. Sin embargo, la historia carece de desarrollo y se siente como una serie de escenas sin propósito.
Kelly Macdonald y Bo Bragason destacan en sus roles, pero el resto del elenco, especialmente Damian Lewis, carece de presencia. El casting es un gran error. Los personajes, salvo Helen y Clara, no tienen personalidad, y Will, interpretado también por Lewis, es especialmente malo.
El guion es pobre, la dirección es amateur y la comedia brilla por su ausencia. Parece más un documental aburrido sobre la rutina diaria de unos vampiros de clase media. El final es tan vacío como el resto de la película. Le doy un 3, y creo que es demasiado. |