La actuación de Alfie Allen como Timothy McVeigh es intensa y profunda. La dirección de Mike Ott ofrece una mirada íntima y perturbadora al proceso de radicalización de McVeigh. Las escenas son crudas pero necesarias, y la tensión se siente en cada fotograma. Definitivamente, una película que invita a reflexionar y que se queda contigo mucho después de que termina. |