Esta película tiene un estilo completamente único que me dejó impresionado. Es una animación stop motion realizada con arcilla, pero lo que la hace aún más especial es que se pueden ver manos humanas interviniendo en momentos clave y construyendo los escenarios en tiempo real. Lo más sorprendente es que las manos pertenecen al propio autor, y estas interactúan y dialogan con los personajes de arcilla, incluida su abuela. Esta técnica resulta en una experiencia profundamente personal y conmovedora.
Aunque en la superficie parece ser una historia sobre inmigrantes enfrentando desafíos de racismo e integración, en realidad va mucho más allá. El núcleo de la película es la importancia de la continuidad familiar mientras se lucha contra el desplazamiento, la extrema pobreza y el contexto político del fascismo.
A pesar de ser catalogada para mayores de 13 años, mi hijo de 9 años la disfrutó mucho. Esta película realmente trasciende las edades y ofrece una perspectiva única sobre la lucha y la conexión familiar en tiempos difíciles. |
U.S.A.
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