En la Inglaterra del siglo XIII, Robin y su banda de ladrones luchan contra la corrupción en una pequeña ciudad, hasta el punto de enfrentarse a la corona y cambiar el reparto de poder entre el rey y sus súbditos. Héroe o forajido, un hombre de humilde cuna se convertirá en un símbolo de libertad para su pueblo.
Adulta pero no demasiado seria; llena de acción pero no juvenil... no sólo es la peli de Robin Hood sin melena que hemos estado esperando durante décadas, sino también el trabajo de Ridley Scott y Russell Crowe más entretenido desde Gladiator.
Reconcilia de forma inteligente diversas tendencias del mito de Robin Hood. (...) no hay duda de la potencia y la excelencia del cine que se despliega en la pantalla.
Lo mejor de esta arriesgada apuesta ideológica es que no han olvidado que el cine es espectáculo y sentimientos, dos cosas de las que está lleno el film.