Crítica breve de Romería (2025)
Dirigida por Carla Simón, Romería cierra con sensibilidad su trilogía familiar iniciada con Verano 1993 y Alcarràs. Ambientada en la Galicia de los años 2000, la película reconstruye con ternura y dolor la historia de una joven que intenta descubrir la verdad sobre sus padres biológicos, marcados por la drogadicción y el VIH.
Con su característico estilo naturalista, Simón evita el melodrama y opta por una narración íntima, casi documental, que emociona por su contención y su mirada compasiva. La fotografía es cálida y melancólica, reflejando el contraste entre la belleza de los paisajes gallegos y la dureza del pasado.
Nota: 7/10
Rodaje: Vigo y alrededores, incluyendo el puerto, el Casco Vello, la ría, la playa de Samil y las Islas Cíes.
Personajes principales:
Marina (Llúcia Garcia) Adolescente huérfana que viaja a Vigo en 2004 para conocer el pasado de sus padres. Es el eje emocional de la historia: frágil pero determinada, observa el mundo que la rodea con una mezcla de curiosidad y dolor contenido.
Nuno (Mitch Robles) Primo de Marina. Su aparición es clave para abrir puertas emocionales y familiares. Representa el puente entre la generación marcada por el silencio y la necesidad de memoria.
Familia paterna Tío, abuela y otros parientes de Marina que viven atrapados entre la vergüenza y el estigma que dejó la epidemia del sida. Son figuras llenas de matices que ocultan tanto como revelan.