Críticas de la prensa de TEOREMA ZERO

Si eres propenso a perderte en las embriagadoras fantasías de Terry Gilliam, esta atractiva entrega no te disgustará. Pero la película puede dejar una sensación vagamente insatisfactoria

La racha de 20 años de películas malas de Terry Gilliam sigue con 'The Zero Theorem', otro proyecto más cuya narrativa acaba tragada por su diseño

Es una película átona y cansada (...) da la impresión que Gilliam se ha limitado a traducir 'Brazil' (1985) al código binario de nuestras desdichas

Gilliam parece haberse quedado sin ideas originales y cae demasiado seguido en la auto indulgencia y el piloto automático.

Este teorema cero de Terry Gilliam lo remite a uno, por su atmósfera, al mundo retroprogresivo de Brazil (1985). Pero en un juego mucho más limitado de ideas

En sus mejores momentos recuerda a Brazil, pero termina por convertirse en una masa de bromas sin gracia e ideas a medio cocinar, todo servido con la habitual arritmia del cine de Gilliam. 

Una ambiciosa, sesuda y admirable película de ciencia ficción (...) Puede que no sea un Gilliam tan sólido como el de Brazil, El rey pescador o Doce monos, pero es mucho mejor que el de la última década. 

Terry Gilliam se enfrenta cómicamente al significado de la vida sin conseguir llegar muy cerca (...) El diálogo y las ideas en el guión de Pat Rushin pueden ser muy divertidas, y el elenco de actores saca un buen provecho de ellas. 

Aunque el Sr. Gilliam ataca al tedio y a la falta de sentido de la existencia de Qohen, 'The Zero Theorem' sucumbe a esas fuerzas (...) repitiendo sus chistes en un frenesí sobrexcitado que nunca es tan divertido ni tan alucinante como pretende ser. 

Con el invariable estilo de la casa. O sea: con estética desquiciada, barroquismo indigesto (...) diarrea verborréica, una empanada mental notable. 

Sin llegar a la brillantez visual ni a la delirante provocación de sus mejores trabajos, el resultado es un viaje necesariamente confuso y provocativo 

Gilliam, como siempre. (...) Fascinante pero, sello de estilo, cojitranca visión futurista alrededor de un Londres cyberpunk 

Un filme ciertamente mucho menos logrado, por momentos caótico y redundante, pero con la imaginería visual que se le conoce al egocéntrico realizador. 

Una de esas películas en estado de confusión permanente: megalómanas, fallidas, irritantes. (...) que confirma que el cine onírico de Gilliam quedó encerrado y aislado en el siglo XX. 

Nada nuevo hay bajo el sol en esta fábula futurista en un universo devorado por el hiperconsumo que se presenta, desde la primera hasta la última imagen, como una sumatoria de clichés de la antiutopía social. 

Su trazo grueso, su sátira sin sutilezas, acá agota más de lo que moviliza. Y a pesar de tener a su disposición una tecnología que le hace más fácil el camino de la ciencia ficción, la película se ve poco original con respecto a sus films de los ochenta. 

Su obra es un círculo que se cierra sobre si mismo, oprimiendo a los personajes(...). Y a los espectadores nos termina pasando lo mismo: terminamos agobiados. 

Es un pastiche multicolorido donde Gilliam intenta ponerse al día con los temas cibernéticos a través de una historia incoherente, intercalada por chistes sobre el tema que a veces dan en el blanco.