Críticas de la prensa de THE SOUVENIR

Es la cuarta película de Hogg (...) y su sensibilidad para los detalles específicos de la época y el lugar nunca ha sido tan aguda

Un sublime filme semiautobiográfico (...) Al tiempo que reúne fragmentos del romance, Hogg investiga con encanto en su trayectoria formativa.

Una obra que muestra el registro más alto de autoría, pero que te sorprende sigilosamente (...) Es un sueño deslumbrante, un hechizo extraño que te aturde y que se queda en tu mente

Penetrante, personal y muy distintiva (...) Es un (auto)retrato revelador de una joven artista, así como una crónica cautivadora de una relación agotadora y destructiva 

No cabe duda de que es una pequeña joya deslumbrante. Unas memorias rigurosas, auténticas, muy personales y admirablemente abiertas (...) Aguantará el paso del tiempo. 

Honor Swinton-Byrne y Tom Burke ofrecen actuaciones intensas (...) Una película universalmente conmovedora y veraz. Un estudio muy bien observado de una joven artista 

Quizá Hogg haya tardado varias décadas en entender que su propia oscuridad es en realidad un regalo hermoso, pero eso lo desarrolla con un cuidado y una ternura que demuestran que entiende su valor. 

Muy cerca de la obra maestra (...) La directora compone un bello, profundo y desolado retrato de la creación, del arte mismo. 

Un coming-of-age creativo. Es un despertar al arte interpretado por una sorprendente y debutante Honor Swinton Byrne, que se mide en pantalla ni más ni menos con su madre (...) Lo mejor es cómo acaba. 

La idea de “memoir” está claramente delineada en la estructura y en la puesta en escena de 'The Souvenir', que funciona de una manera impresionista y esquiva, distante y cercana a la vez, un poco como los recuerdos lejanos. 

Un film cabalmente brillante (...) esta película (...) renueva, con extrañeza y con sorpresa, el entusiasmo festivo en el arte cinematográfico. 

El sutil entramado que propone la directora, en el que conviven citas a Gustave Flaubert y Emily Brontë con diálogos epistolares, convierte al film en un epígono cinematográfico del romanticismo decimonónico. 

El cine de Hogg es un cine de elipsis y fragmentos, que se niega a llevar al espectador de la mano y le ofrece unas pocas piezas aparentemente neutras de un rompecabezas para dejarle la tarea de pensarlas y recomponerlas, en un ejercicio no tan fácil pero sí muy gratificante.