Elizabeth Reaser ofrece una actuación conmovedora como Rose, capturando la complejidad de su personaje con sutileza. La química entre los actores es palpable, especialmente en las interacciones entre Rose y Helen, que aportan momentos de ternura y reflexión. La dirección de Nadia Conners es impecable, creando una atmósfera íntima que permite a la audiencia conectar profundamente con los personajes. Esta película es una reflexión honesta sobre la identidad, el envejecimiento y las expectativas de la sociedad, todo ello envuelto en una narrativa cautivadora. |