Críticas de la prensa de TRANSFORMERS: EL LADO OSCURO DE LA LUNA (TRANSFORMERS 3)

Comete el mismo pecado que sus predecesoras: su desmedida duración. Pero, como la primera, vuelve a contar con humor de buena ley y un guión lo suficientemente chiflado como para resultar simpática.

Si hay un 'estilo Bay', aquí está su legado (...) la gente quiere saber simplemente si '¿mola o no mola?'. Y la respuesta es que sí

[Bay y Spielberg] han forzado la máquina hasta límites obscenos, abrumadores, (...) La parafernalia sube enteros gracias a un brillante 3D

Es una película visualmente fea con un argumento incoherente, personajes acartonados y diálogos inanes.

La única cosa positiva que puedo decir sobre este parque de atracciones Hasbro disfrazado de película es que me reafirmó en mi apreciación de James Cameron y su manejo de los robots en Terminator

Sentirás como si tú mismo fueses asaltado por un ejército de robots alienígenas (...) Si esta película es un reflejo exacto de la cultura humana, resulta difícil de creer que los Autobots lo arriesguen todo para salvarnos

Un tecno-espectáculo espectacularmente vacuo (...) Cuando los 154 min. de 'Transformers: Dark of the Moon' finalmente terminan, tu sentimiento es de estar exhausto, no de excitación 

Yo milagrosamente sobreviví al preestreno con un fuerte dolor de cabeza y ligeras naúseas; otros puede que no tengan tanta suerte. (...) Confusamente frenética. 

Un excelente 3-D y la sensación de divertirte hacen que esta entrega sea considerablemente más visionable que los últimos títulos de Michael Bay. 

No es necesariamente peor que las anteriores, pero su sentido del exceso cierra un círculo y logra narcotizar la capacidad de asombro del espectador (...) Quedan, eso sí, un arsenal de imágenes de enfermizo detallismo 

Tiene un simpático arranque (...) De la historia, y como suele suceder en estos casos, mejor ni hablar, mero pretexto apenas repensado para atestar la pantalla de efectos especiales 

Una película que termina apelando a la fuerza arrasadora de sus gigantescos y poderosos robots guerreros como forma de disimular (tapar) sus múltiples carencias dramáticas y narrativas. 

Será una bestialidad la forma en que Bay filma este Apocalipsis rompechiches, pero en medio del caos, el mareo y la sordera de pronto se abre camino, vaya a saber cómo, una secuencia inspirada. 

La batalla entre robots abre el juego a un enorme despliegue de producción que, sin embargo, descuida la coherencia y la solidez narrativa. 

Es un pandemónium de efectos especiales. Desde ese punto de vista formal no se puede pedir más. Lo que no existe, reiteramos, es el argumento. Entretenimiento para adolescentes que gusten del género.