Un documental chato que en su premisa resulta más que interesante pero en su ejecución desperdicia su potencial para convertirse en un simple anecdotario que no profundiza ni problematiza el contexto en el cual arribó el circo de Moscú en Argentina, ni que legado o implicancia tuvo en el desarrollo posterior del arte circense en nuestro país.
Lamentablemente olvidable, tan olvidable como la opinión de su directora acerca de la penosa situación que atraviesan el cine argentino y el INCAA (instituto del cual recibió apoyo para realizar su película) |