Una obra maestra absoluta. Robyn Malcolm es perfectamente creíble como Penny y definitivamente debería ser premiada por su actuación. Fue fascinante, de principio a fin, difícil de ver a veces, pero imposible no seguir mirando. El tema es, a veces, inquietante, pero los actores y el guión se combinan maravillosamente para contar una historia real y conmovedora. Casi desearía no haberlo visto, para poder disfrutar viéndolo por primera vez de nuevo. Mi marido y yo lo vimos el domingo por la mañana.
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