Desde el primer episodio, la serie te atrapa con su ambientación setentera y una trama llena de giros inesperados. Allan Hawco brilla como David Slaney, y la dirección de T.J. Scott en los primeros capítulos es simplemente magistral.
Aunque tiene sus momentos, no termina de despegar del todo. La premisa es interesante y el reparto cumple, pero siento que la narrativa podría haber sido más ágil. La dirección de T.J. Scott aporta calidad, pero la serie en conjunto se queda a medio gas. No está mal para una maratón de fin de semana sin muchas expectativas.
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