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Peg y Al Bundy llevan casados más de dos décadas. No se soportan, pero lo cierto es que vistas las opciones no les queda otro remedio que seguir juntos. Tienen dos hijos no menos peculiares: Kelly, una rubia explosiva de escasas luces y Bud, un chico mediocre tampoco muy espabilado. Cómo los Bundy sobreviven a la unidad familiar es el tema central, capítulo tras capítulo, de esta teleserie que allá por finales de los años ochenta abanderaba la desmitificación televisiva de la familia americana media. Roseanne también seguía esa línea, incluso tenía mucho más éxito, pero como serie era menos rompedora, más convencional, menos nihilista. Aquí no había, nunca, discursos ni moralinas. Todos eran un desastre.... En medio de sitcoms familiares paradigmas de valores, formas de vida ejemplares y caras guapas, el humor irreverente, facilón y algo soez de Married with Children ofrecía algo distinto. Aunque nunca tuvo excesivo éxito de audiencia, al ser barata se mantuvo durante una década, e innegablemente abrió el camino a otro tipo de telecomedias.
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